Archive for the ‘Chistes’ Category
Empezamos el año con humor
enero 3, 2012Sábados de humor
diciembre 24, 2011Ideas para Navidad
diciembre 18, 2011Cuando se abra y veais las dos casillas, escribir en una el Nombre y en la otra el Apellido.
Solo escribe tu nombre y apellido.
Humor, humor, humor…
diciembre 17, 2011– “Pero, por todos los santos. ¿qué os ha pasado? Treinta y cinco mil bilbainos y todos chamuscados….”
Y mira como hemos quedado. ¡Dónde está ese San Mamés, dónde está…!
– “¡Éste es, éste es!”
San Pedro se acerca a él y dándole unas palmaditas en la espalda le dice:
Fin de semana = Humor
octubre 22, 2011Humor, chistes, tontadas y chorradas.
septiembre 28, 2011Diez años después, los mismos amigos, ya cincuentones, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque el menú es muy bueno y hay una magnífica carta de vinos.
Diez años después, los mismos amigos, ya sesentones, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque es un sitio tranquilo, sin ruidos y tiene salón para no fumadores.
Chistes malos
septiembre 16, 2011De madrugada, un hombre se despierta y va al cuarto de baño. Mientras orina, mira fijamente a su pene y le dice:
¿Te das cuenta, hijo de la gran puta? Cuando tú lo necesitas, yo sí me levanto.
Cosicas y tontadas
junio 19, 2011– Papá, ¿un Ferrari es un coche rojo con un caballito blanco?
El novio de mi hija y más
junio 13, 2011Un muchacho, tocó a la puerta de la casa de su novia. Tuvo el tino de abrir el padre de la muchacha
– ¿Qué desea, jóven?
– Pues, verá usted, vengo a hablar con usted.
– Bueno, pues, pase jóven, vayamos a la sala y ahí me cuenta de qué quiere hablar conmigo. ¿Y bien?
El jóven, todo decisión, respondió:
– Mire usted, vengo a comunicarle que a su hija y a mí nos gustaría compartir nuestras vidas, nos queremos casar.
El señor sonrió.
– Pues está muy bien eso de que se casen pero, cuéntame muchacho, ¿ya cuentas con un salario digno para poder sustentar a mi hija y los hijos que vengan?
El jóven, con todo el aplomo del mundo, contestó:
– Mire, aunque soy Ingeniero titulado, no gano mucho. Sin embargo, su hija me ha comunicado lo que ganan su esposa y usted. Por lo cual, confío en tener una pequeña ayuda de ustedes para poder pagar el teléfono, el agua, la luz y el supermercado.
Un poco sorprendido por la respuesta, el padre, hizo otra pregunta:
– Bueno, ¿y piensas comprar un apartamento o una casa? ¿O preferís rentar..?
El jóven, con mirada inocente, contestó:
– Si antes le pedí una pequeña ayuda para poder ir viviendo, hemos pensado que, como esta casa es muy grande y pueden vivir perfectamente dos matrimonios, no es necesario comprar o alquilar apartamento o casa. Deseamos vivir en esta casa con ustedes.
El señor, desconcertado por la actitud del muchacho, continuó con el interrogatorio:
– Dime algo, ¿tienes coche?
El jóven, sonriendo, respondió:
– Mire, no tengo coche porque he estado pensando que si usted tiene tres, para qué vamos a comprar uno más. Usted nos deja el que les sobra y así no es necesario adquirir otro.
En ese instante, entró en la sala la madre de la novia, quien, mirando primero al jóven y luego a su esposo, preguntó cordialmente:
– ¿Se puede saber de qué hablan?
El esposo respondió:– Querida mía, qué bueno que llegas, quiero presentarte al Señor Arbitro, quien pretende ser el futuro marido de nuestra hija..
El joven, desconcertado y molesto, inquirió:
– Oiga, ¿por qué me llama Señor Arbitro?
A lo que el presunto suegro contestó:
-Y bueno, grandísimo hijo de puta, ¿cómo demonios quieres que te llame si hasta ahora lo único que vas a poner en esta casa es el pito?
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SI SEÑÓ, SEMOS DE CÁI CÁI
May 24, 2011Los clientes del bar, todos puros sevillanos, miran con incredulidad al gaditano, pues nadie puede creer que un recién nacido llegue a pesar 11 kilos. Pero el gaditano se encoge de hombros y dice: “Es la media en Cái, pisha. Como he dicho, mi niño es un típico bebé gaditano”.
Los sevillanos, no del todo convencidos, se acercan y le felicitan, también se oyen exclamaciones desde otras partes del bar, incluso una mujer se desmaya debido a dolores empáticos.
Dos semanas más tarde el gaditano vuelve al bar. El camarero, que le reconoce, le dice, “¡Hola, mi arma!, usted es el padre del típico bebé gaditano que pesó 11 kilos al nacer ¿no? Todo el mundo ha estado haciendo apuestas sobre cuanto pesaría su hijo después de dos semanas. Y ya que esta aquí, díganos cuanto pesa ahora”. Todos los sevillanos que llenan el bar tienen las orejas como radares.
El gaditano responde con orgullo paternal: “Ocho kilos”.
El camarero, confuso y desconcertado, le dice: “¿Qué ha pasado? Si el bebé pesaba 11 kilos el día que nació”.
El orgulloso padre gaditano se toma pausadamente un buen trago de su botellín, se recrea en la suerte, mira vacilón a toda la clientela que espera expectante, se seca los labios en la manga, se inclina levemente ladeado hacia el camarero y con aire cómplice exclama:
“Lo hemos operado de fimosis”.